CRóNiCaS DeL GLoBo

9.30.2006

Cocodrilo de otra vida

La residencia está ahora vacía. Mi compañero se piró con su novia a Polonia, un comando de trece personas (casi toda mi planta) se ha ido a Estocolmo y yo me quedé aquí, oyendo el eco de cada paso cuando voy a la cocina. Afortunadamente tengo internet, puerta al mundo, al menos al vuestro. Y de resto, no puedo sino formarme una idea difuminada de lo que ustedes andan viviendo por la jungla de ladrillos rojos. Pero me gusta, creo.

Hablando de difuminar cosas... Anoche estuve con los pocos que quedan aquí, es decir, Fuckin' François, Liene, Sarmite (Letonia) y unas chicas eslovenas (Ana y Vanja). Cenamos unas setas increíbles, que la madre de Liene y ella misma habían cogido en un bosque próximo a su casa de madera. Luego, con una botella de vino y un par de cervezas, nos pusimos en marcha hacia el centro de la ciudad. Allí es donde se cuece todo, la vieja humanidad lituana se pone rastas y piercings y todo se asemeja más a Madrid y su cosmopolitismo globalizador. Acabamos nuestra noche en un bareto, el B.O. Baras, oyendo una catástrofe musical (Drum & Bass). Luego marchamos y llegamos al río. Y la sensación fantasmal recorrió cada poro de mi cada. La niebla se había apoderado de la ciudad, de esta Kaunas malformada y avicunda. Entonces, mi bosquejo a carboncillo se construía poco a poco. Las márgenes difuminadas, el puente difuminado y las luces me recordaron a la ingestión de setas alucinógenas. Ah, llegando a la residencia me encontré un billete de 10 Litas. No me había pasado nunca, así que esta noche me iré a cenar por ahí, a invertirlo como quién dice, a alquilar unos litros de cerveza que serán devueltos a los cocodrilos.

Un abrazo, bitacorinos míos. No dejen que la rutina se apodere de las ideas, de los poemas, de las canciones... Ahora me iré a comprar algo, porque solo me queda pescado congelado y lecha agria.