CRóNiCaS DeL GLoBo

4.11.2008

Nadie escucha

Me lío un cigarrillo porque me duele la sien. Ya sé que la relación causa efecto es más bien estúpida, pero ahora dan igual las estupideces.


Si alguien lee esto por casualidad algún día, sabrá por qué lo he puesto. Estuve leyendo casi todas las entradas en un ataque de cierta nostalgia por las cosas que vivimos y me planteé la necesidad y la agilidad con la que enterramos viejas cosas. Necesario es olvidar, pero entre recordar y olvidar me quedo con las dos cosas.

Cuántas líneas delante del ordenador, escribiendo como autómatas, delante de nuestros propios espejos y detrás del espejo otro espejo que refleja una sucesión infinita de cuadraditos. Los rutas, la gente, la comida, los deseos, la melancolía... Cada una de esas cosas aparecen en los cuadriditos, siempre que ponemos un espejo en frente de otro. Todo parece tan absurdo ahora. Y como siempre se produce la paradoja, esa paradoja caduca que nos insiste, nos golpea y dice: "aprovecha estos recursos para plasmar recuerdos, usa la tecnología para que ninguno de tus amigos pierda el contacto". Un año después las crónicas fallecen por completo. El globo se pinchó y un día, en voz alta, me gustaría recitar algunos fragmentos de todo lo que se desperdició aquí. Ahora lo vemos como un desecho selvático que tapamos con el tiempo. Parimos muchísimas líneas y las enterramos cuando nuestro tiempo pareció acabarse. A pesar de todo, espero que nunca se profanen estas crónicas.

Nunca, siempre, todo, nada, tan absoluto que nadie escucha.